Día mundial del libro y del derecho de autor

Esque no puede ser. El próximo 23 de abril y como cada año, se celebra el día del libro y del derecho de autor, día con el que la UNESCO pretende fomentar la lectura, la industria editorial, y sobre todo lo anteriormente dicho, la protección de propiedad intelectual.

Asemejan que la celebración surgió en Cataluña, o eso dicen, dónde en este memorial se le otorga una rosa al comprador de un libro.

Precisamente el 23 de abril feneció el dramaturgo español Miguel de Cervantes Saavedra,
autor mejor conocido por el libro "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", libro que a mi parecer es conocido por todos, y si no es el caso, debería serlo. También el favorito del drama inglés, Sheakspeare, falleció en esta importante fecha por este compendio de muertes de grandes escritores.

La jornada parece inclinarse más hacia la sobreprotección de los derechos de autor, que limitan increiblemente el uso de multimedia para los civiles como se ha demostrado con el tiempo gracias a las denuncias de la blogosfera internacional, compuesta principalmente por usuarios sin ánimo de lucro, y me incluyo.
Los problemas que se han motivado esencialmente tienen que ver con el usufructo de imágenes y música protegidas por derecho de autor supuestamente para evitar que el artista en turno sufra daños, envilecimiento y que su obra sea profanada por incultos que desdeñan las implicaciones del arte o personas.

Indudablemente la protección que garantizan las conspicuas compañías no se debe a la buena voluntad de la administración, sino al apetito que tienen por admirar las ganancias de su producción. Es de saber que los que obtienen mayor dividendo en la industria de un producto cualesquiera son las grandes empresas, los financiadores de los artífices, porque al ser el mayor apoyo de un artista, se vuelven indispensables; sin ellos, los autores caen en decadencia.

Lo que me parece inaudito es que disfrazen un día que en verdad nos quiere implantar los categóricos alegatos de la propiedad intelectual con algo que supone apoyar a la instrucción literaria, al civismo. Podemos apreciar la mayor errata en incorporar a Cervantes, Sheakspeare y Garcilaso de la Vega como apadrinados del edicto de propiedad de autor, cuando sus obras actualmente se encuentran en el dominio público.
Es mejor celebrar un día del libro y el dominio público, que goza de poseer una mayúscula colección de excelsas creaciones.

Estultos al tratar de azorarnos con sus parafraseadas proclamas.

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