También Los Enanos Empezaron Pequeños

A primera vista, la película de Werner Herzog es algo más que perturbadora. Un filme de firma grotesca, de crítica cruda, en definitiva no es apta para un público simplón. Tienes que examinar más allá el retorcido mensaje el cuál no se apaga en ningún momento de la película, pero es otro cristal para ver a nuestra revoltosa sociedad, llena de radicales y causas perdidas. Revoluciones innecesarias, infructuosas.

De contenido explícito para la mente del espectador, no es nada recomendable para personas que quieran pasar un buen rato de una tarde lluviosa, sino para gente que guste de cine de arte, de cine abstracto, o simplemente para el quiera apreciar la mezcla más extraña de "La Naranja Mecánica" con "Fritz The Cat" y "El Gabinete del Doctor Caligari". Una oscura mirada a las rebeliones que protagonizaron el final de la década de los '60s.
En resumen el celuloide nos narra la historia de un grupo de enanos en un asilo, que cansados de las reglas, se rebelan contra la autoridad. Como el verdadero director del asilo no se encuentra, el suplente es un enano también, sumergiéndonos en un distorsionado mundo lleno de enanos. El suplente no puede contener al resto y se parapeta en el edificio con un rehén. Mas esto no sirve de nada, porque afuera todo se torna en una caprichosa vorágine.



Lo que más me inquietó fue el video de arriba, aunque en sí todo el largometraje es un épico pasaje a un anárquico inframundo de enanos. Sobre todo la escena de la pareja de enanos en un errado intento por hacer el amor.

Una vez comprendida la sinopsis y consigo el mensaje, puedo interpretar la escena anteriormente vista. Los enanos, cegados por la inexistente pujanza que ejercen, llegan a la locura de una inútil insurrección. El personaje se regodea histriónicamente del camello que no puede levantarse. En otras palabras, se burla de la incapacidad del sosegado, cuando está evitando ver sus propias limitaciones. Todo fruto del proyecto de la inane sedición.

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