Sacco y Vanzetti

Aunque me considero conocedor de historia anarquista, jamás oí de un caso tan famoso y espectacular como el de Niccolo Sacco y Bartolome Vanzetti, los dos inmigrantes italianos que fueron acusados injustamentes de un crimen que no cometieron y llegaron hasta la silla eléctrica.

Los dos hombres llegaron a Estados Unidos, "la tierra de los libres", con un el clásico sueño americano. Eran de clase baja, seguidores del movimiento anarquista con bases de Galleani (sí, el violento revolucionario), pero por sobre todo, italianos. Sacco era zapatero y Vanzetti un pescador. A comparación de algunos de sus compañeros revolucionarios, eran más pacíficos, inclinándose a la religión y la educación laica. Y certeramente en 1917, cuando EU necesitaba soldados para la 1° Guerra Mundial, huyeron a México para no enlistarse.

El 15 de abril de 1920 ocurrió un atraco millonario seguido de dos homicidios en una fábrica de zapatos cercano al barrio italiano. Inmediatamente Sacco y Vanzetti son detenidos y se les interroga no sobre el homicidio, pero primero sobre sus ideologías políticas-religiosas.
Los detractores del dúo italiano jamás mostraron pruebas concretas, basándose tan sólo en itinerantes testificaciones pagadas, de las cuales la defensa logró descartar algunas.

Los juicios fueron hipócritas y racistas. Como lo dijo el mismo abogado de la defensa, Fred Moore, quienes eran los verdaderos criminales sino los mismos funcionarios racistas, anti-católicos y anti-anarquistas, miembros del Ku Klux Klan, que acusaban injustamente a Sacco y a Vanzetti.
Era más que evidente lo que ocurría, por lo que muchos se unieron y difundieron el caso, movilizando al mundo entero, teniendo gran impacto en Europa y América Latina. Millones apoyaron y encendieron el movimiento. "Liberen a Sacco y Vanzetti" fue el grito que miles de personas clamaron, pero ninguna autoridad estadounidense hizo algo para intervenir.
Contrastando enormemente y dejando en claro el racismo de EU, los italoamericanos fueron perseguidos y asesinados por los puritanos de aquella potencia.

El procurador Katzmann es el mayor antagonista de esta historia, insistiendo desde un principio para mandar a matar a todos esos "perros inmigrantes".
Pese a los pedidos de clemencia que se generaron por miles de millones, hasta por el Papa, fueron condenados a su fatal y trágico destino que la historia con tristeza recuerda.

En los juicios posteriores al veredicto de cadena perpetua emitido por el juez Thayer, Celestino Madeiros, uno de los verdaderos culpables, confesó y denunció a los criminales que actuaron, mas estas palabras fueron rechazadas por no ser más que palabras, aunque lo único que hayan oído antes para culpar a Sacco y Vanzetti hayan sido puras palabras falsas.

Finalmente el 23 de agosto de 1927, a la martirizada dupla se le removió la cadena perpetua para que sufrieran la pena de muerte a manos de la silla eléctrica.
Tal y como, se cumplió sin mas. Horas antes de su doloroso desenlace, no se imaginan la cantidad de gente que se movió en su nombre, pero una vez más, el pueblo fue aplacado y la justicia ensordeció como siempre.

Los violentos se aviolentaron aún más, lanzando bombas a cascoporro a toda autoridad involucrada en este lamentable asunto

La justicia es ciega y lenta. En 1977, cuarenta años después, el gobernador de Massachussets de ese entonces, Michael Dukakis, admitió el enorme error y los exoneraron de manera simbólica. Demasiado tarde.

Los italianos siempre han sido mis favoritos. La mafia, la anarquía y la revolución intelectual

Citando a Katzmann: "Una vez muertos, ya nadie hablará de ellos".

¡Viva la anarquía!*


*Es un sueño muy bonito, pero dada la naturaleza humana, un sueño que se queda en el aire

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