Año 2008: Rasgaduras del pasado

Estamos entrando en la plenitud del año 2008. En diciembre se cumplirá el segundo año de mandato presidencial de Felipe Calderón, el segundo año de (des)mandato "presidencial" de Andrés Manuel López Obrador, el político mexicano más controversial y único en ser mencionado por su nombre completo. Entre otros eventos que se realizarán este año son las Olimipiadas en Beijing, las elecciones presidenciales de Estados Unidos, veremos de vuelta clásicos del cine en sus nuevas secuelas como "Jurassic Park 4", "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal" y "La Momia 3", además de que se considera un año de modernización y grandes cambios mundiales que nos dan un vistazo al próximo futuro de pasmosas tecnologías.

Hoy en México, y como siempre, hay una gran tensión, pero no causada directamente por el asunto del la privatización de Pemex, sino por el berrinche, el escándalo y la vehemencia vivida en las elecciones presidenciales de México en el 2006.
Todos (y cuando digo todos, me refiero, en el sur del país, sobre todo mis conocidos) creíamos que por lo atontado que estaba Vicente Fox por Martha Sahagún, el Partido Acción Nacional [PAN] perdería rotundamente, destacando que en sus elecciones internas el ganador fue F. Calderón, un desconocido para los que menos se preocupan de política, al tiempo que perdió el candidato favorito del mismo partido, Santiago Creel.
Por otra parte tenemos a AMLO, candidato a la presidencia en ese entonces que ya contaba con todo un historial a nivel nacional. Estudiemos su situación y describámoslo con una palabra: imparable. Recapitulizando, AMLO fue alguna vez partidario del Partido Revolucionario Institucional [PRI], en el que hasta internamente perdió contra Roberto Madrazo, político con el que más adelante contendería por las elecciones presidenciales de 2006. En Tabasco plasmó toda una profecía; a manera de protesta estableció los llamados "plantones" porque al ser derrotado internamente, clamó un recuento de votos, cosa que no consiguió y abandonó el PRI, para envolverse en un nuevo y prometedor partido llamado PRD [Partido de la Revolución Democrática], t.c.c. "el partido del zol azteca", mismo que fue fundado por Cuauhtémoc Cárdenas, a su vez el único hijo reconocido por Lázaro Cárdenas, el dizque "mejor presidente del país" por expropiar el petróleo y así designarlo un tesoro "exclusivo" de su familia de los mexicanos. Regresando sin desvariar a la vida y obra de López Obrador, fue elegido candidato para el puesto de nada más y nada menos que de Jefe de Gobierno del Distrito Federal. La historia se repite y un pequeño escándalo sobre las elecciones se suscita. López Obrador imploró recuento de votos para así terminar siendo de manera definitiva el Jefe de Gobierno, gobierno que concluyó con perennidad, pero eso sí, con muchas grescas que demostraban su demagogia, corrupción y tráfico de influencias.
Se defendió a capa y espada, pero al dudosamente ganar la disputa de su legitimidad como gobernador democrático, mató dos pájaros de un tiro, ganando tanto popularidad nacional, como seguidores.
Para el 2005 era más popular que el propio Cárdenas. Tenía la construcción del segundo piso en el Periférico y lugares aledaños, obra magna y a priori su más importante por diluir la intensa locomoción vehicular. Con todo esto parecía invencible y ya se visualizaba como presidente para el próximo sexenio, pero por el pez muere por su propia boca, y en un intento de demostrar su divinidad, calló al mismo Presidente Fox de forma burda, grosera, con una inolvidable dicción: "¡Cállate cha-cha-laca!". Este acto bastó para revelar su falta de educación y perder una importante popularidad que se esparció entre los otros cuatro contendientes a la presidencia 2006-2012, pero especialmente entre el PRI y el PAN. Al fin y al cabo, hoy insulta al presidente, mañana quién sabe qué será del pueblo.
De repente en las encuestas se empieza a demostrar un inclinamiento de balanza, desestabilizando la asegurada victoria de Obrador, pero ni él mismo quizo creer.

El 2 de julio de 2006 se realizaron las elecciones. Era un día de ánimos exacerbados, pero terminantemente un día en el que todo mexicano interesado en el futuro de su país, en el que todo mexicano con esperanzas de un cambio verdadero que quiere ejercer la democracia debía asistir a las urnas y votar, simplemente votar por el candidato que más convenía.
Al empezar el conteo de votos, ambos bandos rozados por el triunfo celebraron un desatinado festín por ganar, sin antes haberse dado un sólido resultado o siquiera el conteo total de votos.


El ganador por un estrecho margen fue, contra todo pronóstico pero con un cambio profetizado, Felipe Calderón, actual presidente.

Esto no bastó para acabar con los delirios de grandeza de Obrador, sino que cual leña al fuego más encendió su animadversión hacia su contrincante y de nuevo clamó un recuento de votos, influencias, traición perredista, fraude electoral. Llevó a sus simpatizantes casi al límite, estableciendo enardecidos "plantones" en diferentes partes de la República con el auspicio de protesta pacífica. Se autoproclamó "presidente legítimo" y llamó espurio (curiosas palabras rebuscadas las que usa) a Calderón. Llamó a la Convención Democrática Nacional. Hizo todo, todo lo que pudo antes de llegar a la violencia extrema. Lo único que le quedó fue, ahora sí, su segundote en el estado de mayor importancia nacional el Distrito Federal, Marcelo Ebrard.

El resultado fue que perdió todavía más popularidad. Llamar mentirosos o vendidos a algunos de sus propios seguidores fue una acción de bajaplena. Así que hoy en día, son relativamente pocos los que quedan de sus simpatizantes. Ni denuedos le quedaron para seguir con su gobierno para-lelos. Esta escasez de partidarios, sobre todo escasez divida ya no tiene mucho remedio.
Los deseos de Obrador no se apaciguan y su estrategia ha cambiado. Ya no se proclama directamente como presidente legítimo, sino que ahora ejerciendo su influencia política se entromete en asuntos de calibre nacional, renaciendo de esta forma su poderío, llamando a causas perdidas de buen rostro y mal corazón.

Cuando todo esto del asunto electoral, de presidentes y elecciones ya debería ser tema muerto que pasó a la historia, en la internet existe una muchedumbre delante de sus singulares pantallas que sigue en pie alimentando la confusión, dando gritos de riña, pero sobre todo, llamando al pasado. Y esque no digo que se innecesario recapacitar con visión al pasado, sino que éstas personas mantienen vivos los sentimientos de división de patria que se vivieron en aquel entonces. Tampoco digo que haya pasado mucho tiempo como para olvidarlo estrepitosamente, sino que a lo pasado, pasado, y a lo que sucedió, ya sucedió.
Está por ejemplo Victor Hernández, personaje incentivo de la violencia que con sus ciegos escritos encoleriza a la red mundial. Tal parece que se regocija con cada visita que apoye incondicionalmente a su dios. Se llena de júbilo estimulando a señalar, a lanzar piedras a cascoporro, a decir: "¡Todos los que no apoyen mi causa son mentirosos, espurios, ladrones, asesinos de cuello blanco!".

Llámenme todo lo que quieran. Vivan en paz y en gracia de Dios, que nadie les está quitando nada a ustedes. No les están quitando el petróleo, porque donde aparece petróleo la familia Cárdenas te compra tu propiedad y todo alrededor por lo que yo llamo, una bicoca; según esta paradoja, el petróleo devalúa desmedidamente la propiedad donde aparezca.

Y si me dicen que yo mismo estoy reviviendo el ámbito sucio de aquel año les digo que demasiado vivo está y que sólo reflexiono, así que si no te gusta, puedes marcharte a otra página o de pérdida cerrar tu explorador en la pequeña "x" que se localiza en el extremo superior derecho de la ventana.

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