México sin título

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Si ya han visto las noticias, ya sabrán que Andrés López está a punto de comenzar una guerra civil. Veamos que hoy invade Iglesias y otros recintos de manera brusca e insensata, pero lo que mañana puede ocurrir es una guerra entre el pueblo mexicano.
Los liberalistas del norte contra los izquierdistas del sur.

Evidentemente es un choque de culturas que actualmente no se ve, pero examinemos que si las cosas siguen como van, lo mismo que en las Carolinas, que en las Coreas, que en las Alemanias eminentemente ocurrirá.

Una división que se ocasiona por las constantes intransigencias del pueblo y de los personajes políticos. El pueblo tiene la última palabra. Y no por nada se le llaman masas a las muchedumbres que se abalanzan las unas contra las otras. Se les llama masas porque son un montón de personas, puestas ahí por propia voluntad, siendo moldeadas por los líderes a quienes siguen ciegamente hasta la muerte.

Se estima que en México sólo 30% de las personas piensan cuerdamente. Tristes estadísticas.

En mi persona, en mi ser, en mi pensamiento, siento un gran enojo cada vez que veo a personas dizque haciendo protestas pacíficas mientras irrumpen en templos, mientras golpean a sus semejantes, mientras queman casas y hasta personas. Todo en nombre de la democracia.
Y si nos fijamos, veremos que son aquellos de la misma afiliación política los que causan tanto desastre y alboroto. Todo por una causa perdida.

Lo peor de todo es que las susodichas personas, son, son con las que tengo que convivir todos los días.
Sólo dejenme remarcar por último que con la inundación de Tabasco el mundo se dio cuenta del gran, enorme atraso industrial y tecnológico del que sufre el estado. Con este atraso se refleja a la sociedad que lo habita. Una sociedad que avanza, pero lenta y perecederamente.